sábado, 27 de marzo de 2021

LO QUE FALTABA EN LA ESPAÑA VACÍA: UNA INVASIÓN ENERGÉTICA PARA DIVIDIRNOS MÁS.

 


El cine nos estaba avisando del desastre, pero siempre eran extraterrestres, zombis, arañas volcánicas o tiburones radioactivos voladores. Pues la invasión ya está aquí, pero lo que viene no es nada de eso, sino aerogeneradores gigantes y miles de placas fotovoltaicas, que ocuparán ese gran territorio vacío de la España rural, prometiendo elevados ingresos para los ayuntamientos y empleos para todos.

Ese mantra de dinero y empleo es el arma arrojadiza de los grupos inversores internacionales, que mueven los hilos de los monstruos. Argumentos simplones y verdades a medias, para convencer a la escasa población local de las ventajas que estas moles industriales tienen para el vecindario. Las venden como el alma de la modernidad, vestida de verde, con la excusa indiscutible de que es energía  renovable... sostenible... incluso ecológica.

Y lo es en parte. Es aprovechamiento es inocuo, aunque no es así en la fabricación, ni en la instalación, ni mucho menos en la fase final de su vida útil, donde los residuos ya inservibles resultan difíciles de procesar.

Pero lo peor de esta invasión no es su mal disimulado impacto ambiental, sino el efecto demográfico y sociológico: los macroparques aceleran la despoblación y enfrentan entre sí a los pocos habitantes que quedan; divide y vencerás.

Entre los pocos que verán aumentados sus ingresos, los que se creen que lo harán, los que justifican cualquier barbaridad "si es buena para el pueblo", los que prefieren esto ¡a una central nuclear! (no me pregunten de dónde sale el razonamiento), los que temen una vuelta a las cavernas iluminadas con velas (?) y los que han decidido por su cuenta que ahora les van a regalar la luz... son muchos los que se tragan el nuevo tren verde del progreso, sin pensar que se lleva por delante otras alternativas de desarrollo del territorio que, aunque más lentas y modestas, tienen la ventaja de ser compatibles entre sí, generan empleo estable, contribuyen a la economía local distribuyendo justamente los beneficios y, sobre todas las demás consideraciones, asientan población haciendo atractivo ese destino, para todos los urbanitas que buscan desesperadamente un espacio limpio y natural, donde poder teletrabajar o emprender, ganando calidad de vida.

Y luego estamos los que nos hemos preocupado de buscar información, contrastarla y compartirla, en un intento de generar el necesario debate para que todas las opiniones, al menos, estén basadas en algo. Pero ni así.

Los grandes tiburones del dinero saben que la resistencia a cualquier invasión es fácil de vencer, si la oposición está dividida. Y en la España vacía lo de unirse, sencillamente pilla más lejos.

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